Federico Izquierdo se convirtió, a lo largo de sus cien años de existencia, en una figura emblemática de las artes y la cultura para el país, la región del Cibao y sobretodo para Santiago de los Caballeros, su ciudad.
Nacido en el municipio de Monción en 1904, desde muy pequeño se trasladó a Santiago. En sus años de estudios, fue compañero de aula del doctor Joaquín Balaguer, de Sergio Hernández, y de Ercilia Pepín. Inició su formación superior asistiendo al taller de Juan Bautista Gómez, una de los pilares de la escuela pictórica de Santiago. Desde muy temprano obtuvo importantes reconocimientos en el mundo de las artes, catapultando su carrera en la plástica nacional. En 1942 participó en la primera bienal nacional, que organizó Rafael Díaz Niese. Su gran contribución al arte nacional fue la de haberse constituido en uno de los miembros principales y soportes de la Escuela de Santiago de pintura. Junto a su maestro Juan Bautista Gómez y Jacinto Domínguez, Mario Grullón y Yoryi Morel, Federico Izquierdo consagró varias décadas al ejercicio del magisterio en la Escuela de Bellas Artes, formando a varias generaciones de artistas plásticos criollos a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado.
Su trabajo en la pintura guarda un valor único en la historia del arte dominicano. Sus obras están recogidas, en su mayoría, en la pinacoteca nacional y en prestigiosas colecciones privadas. Además de insigne educador y pintor connotado, se distinguió por su labor comunitaria por la ciudad de Santiago. Participó en muchos programas de promoción cultural como fueron las diferentes comisiones organizativas del carnaval y en la planificación el ornato de la ciudad de Santiago.
Fue condecorado por el Estado Dominicano con la Orden de Duarte Sánchez y Mella. Danilo De los Santos catalogó a Federico Izquierdo como “el último romántico de la ciudad de Santiago. Arquetipo como pintor, maestro, ciudadano y gestor culturaMurio en el año 2004
Sin duda alguna estamos ante unos de los grandes maestros de la plastica dominicana.